Isabel
Cuando más me pierdo es cuando más me
encuentro…
Tomé el camión abrí el libro y en
plena lectura de esta carta mis ojos no pudieron evitar llenarse de lágrimas,
ver a Isabel tan indefensa tan entregada a amar, me hizo verme a mí. Me dejo
una sonrisa al final, imaginarla, alegre, jovial, entregada, me recordó el
confesarte cuanto te quiero, y así en una broma de un comentario cualquiera mis
gustos, mis miedos, en otro momento más mis sueños.
Solo te leí la parte de la cama, porque embona
perfectamente con la manera en que te extraño, la otra es una yo imaginaria… sería
muy parecida si tuviéramos hijos, si tuviéramos eso, eso que muchos describen como
familia, esa vida conyugal que yo no sé
si se defina en amor… yo solo sé que me conozco a mí y solo sé que te quiero a
ti, de un después yo no sé nada…
“Querido mío: Hace tres semanas que llegué. Tradúcelo. Tres semanas que duermo sola. ¿ No te parece horrible? Tú sabes que a veces me despierto de noche y tengo absoluta necesidad de tocarte, de sentirte a mi lado. No sé que tienes de reconfortante, pero el saberte junto a mí hace que en el semisueño me sienta bajo tu protección. Ahora tengo horribles pesadillas, pero mis pesadillas no tienen monstruos. Sólo consisten en soñar que estoy sola en la cama, sin ti. Y cuando me despierto y ahuyento la pesadilla, resulta que efectivamente estoy sola en la cama, sin ti. La única diferencia es que en el sueño no puedo llorar y, en cambio cuando me despierto, lloro. ¿Por qué me pasa esto? Sé que estas en Montevideo, sé que te cuidas, sé que piensas en mi. ¿Verdad que piensas? Esteban y la nena están bien, aunque sabes que tía Zulma los mima demasiado. Apróntate a que, a nuestro regreso, la nena no nos deje dormir por unas cuantas noches. Por Dios, ¿cuándo vendrán esas cuantas noches?. Por noticia, ¿sabes? Estoy otra vez embarazada. Es horrible decírtelo y que no me beses. ¿O para ti no es tan horrible? Será varón y le pondremos Jaime. Me gustan los nombre que empiezan con jota. No sé por qué, pero esta vez tengo un poco de miedo. ¿Y si me muero? Contéstame pronto diciéndome que no, que no voy a morirme. ¿Pensaste ya qué harías si yo me muero? Tu eres animoso, sabrías defenderte; además encontrarías en seguida otra mujer, ya estoy espantosamente celosa de ella. ¿Viste qué neurasténica estoy? Es que me hace mucho mal no tenerte aquí, o que no me tengas allí, es lo mismo. No te rías; siempre te ríes de todo, aun cuando no se trata de nada gracioso. No te rías, no seas malo. Ni siquiera como alma en pena podría dejar de extrañarte. Ah, antes que me olvide: háblale por teléfono a Maruja para hacerle acordar de que el que 22 es el cumpleaños de Dora. Que salude por mí y por ella. ¿La casa está muy sucia? ¿Fue a limpiar la muchacha que me recomendó Cecilia? Cuidado con mirarla demasiado ¿eh? Tía Zulma está feliz de tener aquí a los nenes. Y tío Eduardo no te digo nada… Los dos me hacen grandes cuentos de ti, cuando tenias diez años y venias a pasar aquí tus vacaciones. Parece que te hiciste famoso con tus respuestas para todo. un muchacho bárbaro, dice tio Eduardo. Yo creo que sigues siendo un muchacho bárbaro, aun cuando llegas cansado de la oficina y tienes en los ojos un poco de resentimiento, y me tratas con ligereza, a veces con rabia. Pero de noche lo pasamos bien, ¿ no es cierto? Hace tres días que está lloviendo. Yo me siento junto al balcón de la sala y miro la calle. Pero por la calle no pasa ni un alma. Cuando los nenes están durmiendo, voy al escritorio de tío Eduardo y me entretengo con el Diccionario Hispanoamericano. Aumentan a ojos vistas mi cultura y mi aburrimiento. ¿Será niño o niña? Si fuera niña, puedes elegir el nombre, siempre y cuando no sea Leonor. Pero no. Va a ser varón y se llamara Jaime, y tendrá mucho éxito con las mujeres. Mira me gustan los hijos, los quiero mucho, pero lo que más me gusta es que sean hijos tuyos. Ahora llueve frenéticamente sobre los adoquines. Voy a hacer el solitario de los cinco montones, el que me enseño Dora, ¿te acuerdas? Si me sale, es que no me voy a morir de parto. Te quiere, te quiere, te quiere, tu Isabel. PD: ¡Salió el solitario! ¡Hurra!.”
- “La Tregua”- Mario Benedetti
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